UNO, NINGUNO Y CIEN MIL









Prólogo

¿Hay una identidad personal que nos defina con exactitud? ¿Y los demás nos ven igual cómo nosotros nos vemos? ¿Y a lo largo del tiempo seguimos obrando siempre de la misma manera o nuestros comportamientos mudan al avanzar de los procesos sociales y las experiencias vividas?
La presente obra, que recopila nueve relatos sobre el tema de la expresión relacional, traza el perfil caracterial de diversos protagonistas, que a lo largo de la narración devienen familiares al lector que con ellos empatiza, confirmando el excelente estilo narrativo de sus autores y mostrando que la personalidad humana posee manifestaciones universales y a la vez mudables según el contexto en el que se exprese.
A perfilar estos retratos son tres expertos observadores - reportados en estricto orden alfabético: José Cuevas Yáñez, licenciado en derecho e inspector jefe de policía, Guillermo de Miguel Amieva, abogado y escritor, Amando de Miguel Rodríguez, emérito catedrático en sociología – quienes, debido a sus particulares experiencias profesionales, gozan de la máxima herramienta cognoscitiva para una atenta observación de los caracteres humanos. En fin, esta obra debe también considerarse un cariñoso homenaje a la relación de amistad que los tres entretienen entre sí, perteneciendo a una cofradía de intelectuales.
El título de esta recopilación “Uno, ninguno y cien mil” recalca el homónimo título de la novela de Luigi Pirandello - Nobel de la Literatura en 1934 – Uno, nessuno e centomila, que se refiere al continuo mudar de todas las cosas en una realidad que no es unívoca y objetiva sino relativa, así que un hombre es uno para sí mismo, pero al mismo tiempo es ninguno, siendo su 3
identidad diversa según quien le mire, y tenga por eso también otras cien mil identidades posibles.
Las narraciones que van a seguir, algunas de mera creación literaria, otras de fuerte marca autobiográfica derivadas de experiencias vividas por sus autores, trazan un atento diseño, que ilumina el intelecto y la sensibilidad del lector sobre pequeñas manías caracteriales, tópicos del pensamiento, vicios de comportamiento que surcan épocas y latitudes, para universalizarse en la sociedad humana.

Monica Palozzi
Roma, 2 de Diciembre de 2013



Amistades de virtuales a reales

Los caminos de la internet pueden llevarnos a veces a sorpresas agradables, incluso raras de explicar. Esta es una de ellas. Conocí a ambos amigos en sendos estíos con un año de diferencia. Primero a Amando de Miguel en julio de 2.011 y detrás a Guillermo De Miguel, en agosto de 2.012. Esa es la amistad oficial del Facebook, pero meses antes ya nos seguíamos los comentarios en la parada común: “La cara de Amando”. Ya les cogí cariño antes de palparlos en directo. Luego se demostró que no era pacato el sentimiento.
El intercambio y contraste de opiniones nos hicieron cómplices en lo más común que tenemos: la curiosidad por todo. Sí, somos así, pero en lo nuestro, epicenos en tantas cosas por aprender, aunque Amando sea el verdadero profesor los tres socaliñamos al unísono. Buscamos una verdad y también un poco de todo aquello que nos haga pensar.
Aquella etérea y virtual amistad quedó sellada para siempre el mismo instante en que nos abrazamos la primera vez. Fue por separado, primero con Amando y luego con Guillermo. No importa ni dónde ni porqué. El torzal nos enlazó y aquí llegamos con estos entremeses juntos. Os guste la refección, al menos tanto como a nosotros subir sin cómitre que nos dirija al estampar las ringlas que fueron salidas de nuestras almas, in puribus.

Fámulo, José Cuevas
Grado, Asturias, España, 2 de Diciembre de 2.013


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