ADIOS KAZÁN, EL MEJOR Y MÁS FIEL AMIGO
Hoy te has ido de nuestro lado fiel amigo Kazán, lo hiciste en silencio como si no quisieras ni molestarnos. Ni un gemido, ningún quejido. Tan solo pedías no estar solo al partir, con esos ojos que se les iba la vida. Y no, no lo estuviste ni un solo momento. Incluso meneabas el pequeño rabo cuando apenas ya te sostenías en pie, al ver las caricias y el amor que te dábamos. Todo poco para el que tú nos diste a cada uno de nosotros. Un día entre los dos, buscamos un testamento de un perro y a nuestro modo lo modificamos. Fue el que más nos gustó y leímos mientras me lamías, para cuando llegara el momento que es este:
“Tengo pocos bienes que dejar, nada tengo de valor excepto mi amor y mi fidelidad. Os pido a vosotros, mi familia que me tengáis siempre presente en la memoria, pero que no sufráis por mí. En mi vida me he esforzado en serviros de consuelo en los momentos de tristeza y un motivo de alegría en la felicidad, me duele incluso que con mi muerte pueda causaros pena. Es hora de deciros adiós y será triste dejaros, pero no será triste morir, los perros a diferencia de los hombres, no tenemos miedo a la muerte.
Quiero haceros una ferviente petición. He oído decir frecuentemente que ─cuando mueras no queremos más perros, pues te queremos tanto que no lo podríamos tener─ y yo quisiera pediros por amor a mí, que tengáis otro, pues no hacerlo sería un mal recuerdo a mi memoria.
Quisiera tener la certeza de que por haberme tenido en familia, ahora ya no podréis vivir sin un perro. Realmente me sentí así, uno más con vosotros en una familia a la que quise con todo mi corazón. Nunca fui celoso ni mezquino y a todos os di lealtad y amor, por cada uno esperaba subido en el sofá oteando la ventana hasta que llegabais a casa. Entonces ya me quedaba tranquilo y contento.
A mi sucesor le dejo mi collar y mi correa y, le deseo que al igual que yo, disfrute de la felicidad que yo tuve en esta casa que es la mía.
La última palabra de adiós a vosotros mis seres queridos: pensar en mí con tristeza, pero también con satisfacción, porque por profundo que sea mi sueño, yo os escucharé y, ni siquiera el enorme poder de la muerte impedirá que menee la cola agradecido”.
Adiós mi amada familia.
Vuestro Kazán por siempre, para siempre. Os quiero.
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