CUANDO EL PASADO DESPIERTA

He llevado una sorpresa enorme, que no esperaba ni de lejos. Ayer y de un tirón me leí la novela de Olga Rico Cadavid. Bueno, a decir verdad dejé para hoy las últimas treinta páginas. Desde que la comencé no pude parar. Ha creado algo hermoso, donde hay de todo y con un lenguaje de hoy, vivo, coloquial y familiar. Situaciones que se van acumulando una tras de otra. Amores, sexo, policías, intrigas, persecuciones, secuestros, profesiones, envidias, vida, muerte. No le falta nada, hasta tal punto que es adictiva en cuanto la comienzas.

Por eso no he podido parar hasta terminar las 400 páginas de vida y vidas que contiene. Te identificas hasta con el último protagonista al ponerte un poco en su piel, sin importar sea hombre o mujer. Como si quisieras participar en ella y ayudar en las situaciones más difíciles que ocurren. Les coges cariño a los protagonistas, especialmente a Elvira y a Luciano.

Es auténtica, y en cada instante te empuja a saber más y más de lo que puede ocurrir. Tienen el encanto de sorprenderte en todo, desde el principio hasta el final.

Hay en ella tantos y tan variados personajes que te llega al alma las situaciones que viven, se posan y se introducen en el interior de lector. Reconozco que no he podido parar, la viveza y el frenético ritmo que contiene desde la primera página hasta la última es algo sublime.

Y yo escribiendo mi primera "nívola" que trastocando a Unamuno, la llamo "novale", me he quedado simplemente acojonado y pensando que me falta mucho para poder hacer algo tan hermoso. Nada más lejos de la envidia, muy al contrario: admiración y felicidad es lo que siento por Olga Rico, a la que por cierto solo he conocido el día de la presentación durante dos horas.

Quiero reiterar mi satisfacción y agradecimiento por llenarme el espíritu en tantas resmas de letras que han conseguido distanciarme y evadirme desde la piel de Elvira a la de Luciano, del fiel Venancio a la espectacular Amanda, a los amores y a los odios, al miedo y a los sufrimientos interiores.

Realmente me faltan palabras para poder expresar todos los sentimientos que se posaron en mi hombro y me acompañaron desde el inicio. 

Solo decir y, bien alto: ¡Enhorabuena Olga! Mis más sinceras felicitaciones.


José Cuevas,

Beatus ille....
















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