EL ENQUIRIDON

Aquel alumno de Epícteto que tomó notas de las palabras del Maestro. De nombre Arriano, publicó el Manual de la Estoa o Enquiridón, quizás cuando ya aquél había muerto. No se sabe con exactitud, pero es lo más probable. Tiene Arriano una lógica en todas las estoas, veamos hoy simplemente una:

Algunas cosas de las que existen en el Mundo, dependen de nosotros, otras no. De nosotros dependen nuestras opiniones, movimientos, deseos, inclinaciones. En una palabra, nuestras acciones. Las cosas que no dependen de nosotros son el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra, en una palabra: todo lo que no es nuestra propia acción. Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada ni nadie puede detenerlas ni obstaculizarlas. Las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes y, enteramente ajenas.
Recuerda pues que, si tú crees libres, a las cosas por naturaleza esclavas y propias, a las que no dependen de ti sino de otro, encontrarás obstáculos a cada paso, te sentirás afligido. En cambio si tu tienes, a lo que te pertenece, como propio y, a lo ajeno como de otro, nunca nadie te forzará a hacer lo que no quieres ni te impedirá realizar o hacer lo que quieras. No acusarás a persona alguna ni harás la más pequeña cosa que no desees. Nadie entonces te hará mal y no tendrás enemigos, pues no aceptarás nada que te sea perjudicial.
Aspirando entonces a tan grandes bienes recuerda que tu no debes trabajar de forma mediocre para lograrlos y que en lo que concierne a las cosas exteriores, debes enteramente renunciar a algunas y diferir otras, pues si buscas armonizarlas y ambicionas estos bienes y también riquezas y honores, quizá no obtengas ni siquiera éstos últimos, por desear también los otros. Pero con toda seguridad, no obtendrás los únicos bienes con los que logras tu libertad y felicidad.
Por ello, ante tanta fantasía perturbadora, estate presto a decir: "tú no eres sino una imaginación y en absoluto eres lo que parece". Ponte a prueba y sírvete de las reglas que tienes principalmente con esta primera que es: de si las cosas que te hace penar es del número de aquellas que dependen de nosotros o de aquellas que no están en nuestro poder. Di sin titubear: "esa en nada me atañe".
Como diría el inefable Winttgenstein, "el límite de mi Mundo es el límite de mi lenguaje". Espero sepáis disculpadme, esto lo digo yo.
No nos veamos vulnerables ante la grandeza y la amenaza.




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