MI PRIMERA ERECCION


¿Qué has venido a leer? Pues mira, de la primera ni me acuerdo. Debía ser yo demasiado pequeñín. De la penúltima sí y de la última espero poder acordarme, y desear a cada momento que no fuera la última. Si eres mujer me ganas, puedes tener erguidos varios puntos a la vez y yo sólo uno.
El título es un reclamo, claro. Un canto personal a la hipocresía de nuestra sociedad. Está bien visto decir “¡qué bien te quedan esos pantalones!  ¡Esa camisa parece hecha para ti! ¡Pero amigo! ¿En qué pensabas cuando mirabas los pantalones o la camisa? El pensamiento que libre es y que limpio. Nadie lo critica a menos que lo hagas sonoro. Nunca he visto a nadie decir: ¡Qué erección más bonita! Así somos, vicios privados, públicas virtudes. Pero lo has pensado en alguna ocasión. Y es que el sexo sigue siendo un tabú social! ¡Maldito o bendito tabú! Ni lo uno ni lo otro. No debe de ser vulgar nunca. Se estropea, se ensucia. Tampoco ha de ser como algo en un altar. No será vulgar si se mezcla el sentimiento y la imaginación, aunque fuere momentáneo, pero fue. No estará en un altar si lo separamos de la religión, la más seguida en Europa, por ejemplo. Creo que se puede y debe bajar, aunque se vuelva a subir, al altar me refiero. Allí no debe estar perennemente, también se estropea, no por suciedad, por demasiada limpieza. Y lo que tan limpio está, es que no se usa, o se usa poco.
No era mi intención escribir sobre la física de la erección, ni de los cuerpos cavernosos ni de la túnica albugínea. Tampoco de la “imaginoerección”. ¿O sí? Ni yo mismo lo sé. De lo que sí estoy seguro es que si una mujer profiriera ante aquella la expresión “que bonita erección”, la mirarían como un bicho raro. Por lo menos las 200 mujeres que estaban pensando lo mismo. Los hombres nos sentiríamos envidiosos, no, no era la nuestra, ¡Vaya! Para luego pensar o decir “mira que salida”, “esta quiere guerra”. Nosotros somos los que caemos, por tontos. ¿O no? Tampoco lo sé. Sé de la doble moral, ya tengo 52 años cumplidos de antes de ayer como para haber aprendido algo. Ciertamente muy poco cuando ves la grandeza del camino. Yo la llamo la doble personalidad, con cariño, claro, es que a veces va por libre y otras aparece cuando nadie la llama. Unas es molesta y otras bienvenida. Pero es y está. Un ente, cualidad de algo que es. ¡Pues que sea!
Sobre todo, limpio, natural, deseado, con la imaginación que la ocasión se merece y mucha más. Sin doble moral, por favor. ¡Viva la “doble personalidad”!

José Cuevas.








Comentarios

  1. Cuanta razón tienes, vivimos en una hipocresía constante, si realmente dijéramos en voz alta lo que pensamos muchas veces... probablemente nos mirarían como si estuviéramos siempre... (Falsa moral) cachondos, y nada mas lejos, el mirar o admirar determinadas cosas no significa que necesariamente tengas ganas de guerra,

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  2. Querido José,
    me ha gustado mucho. Gracias por tu forma de decir las cosas tan directa, auténtica y certera. Gracias y adelante, si tienes tiempo, será una alegría leerte más.

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