MANUAL DE LA ESTOA. EL ENQUIRIDON

Sigo con la sabiduría de Epícteto, su filosofía estoica transmitida por Arriano, el discípulo que tomaba notas y no perdía el tiempo. Tenemos que dejarnos atravesar por la enseñanza; DESEAR: el objeto de tus deseos, es obtener lo que tú deseas. No te lamentarás de nadie, no acusarás a nadie. No harás nada, ni siquiera la cosa más pequeña sin que se corresponda con tu deseo, entonces no tendrás enemigos, ya que nada que no desees te motivará. El objeto de tus temores es evitar lo que temes. Si no logras lo que deseas eres desafortunado, pero si caes en lo que temes, serás miserable. Si te empeñas en huir de la muerte, de la enfermedad, de la pobreza, serás miserable. Es que dejamos de lado, por ello, lo que realmente se desea. Por tanto, debemos conducir nuestros miedos y pasarlos a las cosas que no dependen de nosotros a las que sí dependen. Suprime los deseos enteramente, por el momento. Conténtate con escucharte y analizar las cosas, pero lentamente y siempre con reservas y sin prisas pero sin pausas.
No intentemos nunca convertir una verdad de hecho en verdad de razón, sí podemos convertir una verdad de razón en una de hecho, quizás no, yo las llamé en su día "verdades mixtas o de posibilidad". 

La verdad que aunque suene a egotismo decirlo, el Catedrático de Filosofía del Derecho, después de haberme reñido y tras su aviso, enrabietado y, rellenar unos 14 folios a mano, me felicitó públicamente en el Aula. Lo que más me sonrojó fue que leyera también mis folios, como si hubiera descubierto algo. Dejo la pregunta. ¿Si yo digo que no vas a vivir 500 años qué es, una verdad de razón o de hecho? Aquí comenzó mi pequeña aventura con el Maestro. No le dí la respuesta que él esperaba. En los folios manuscritos le justifiqué mi osadía. 

Por cierto, muy buena persona, muy buen Maestro, se llama D. Luis Martínez Roldán. Espero sepa disculpar mi avanzadilla solitaria en los entresijos del pensamiento. Siempre me atrajo demasiado. Me puso Sobresaliente al final de carrera, habiendo hecho los exámenes orales. Nunca supo que no estudié la asignatura. Esta me estudió y se metió en mí, como sin querer. Gracias por la enseñanza D. Luis. Sr. Roldán.

José Cuevas.










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